Mirar al Poder es adentrarse en su piel, el lugar en el que la corrupción y el ego lo ocupan todo. Nunca tendrás mis alas
se erige como una radiografía de la cloaca española vista desde el prisma político y académico que aún mantiene unas estructuras donde el nepotismo es la clave del ascenso.
Frente a esa individualidad que todo lo arrasa, el amor de quienes empatizan y viven subyugados nos muestra una doble cara que oscila entre la crudeza y la amabilidad de la vida. Una vida que parece estar en juego de quienes creen manejar los hilos, pero que demuestra constantemente que, a pesar de toda adversidad, aún queda espacio para que exista la justicia.
